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  • Foto del escritorZacur Córdova Mesina

Una edad avanzada no significa que ya no seas importante ni útil para Dios

Hoy, después de almorzar, subí a mi pieza para tener un tiempo de lectura bíblica, para avanzar en mi plan de lectura anual de la biblia. La porción a leer se encontraba en el libro de Génesis 21:1-5, que dice así:


Génesis 21:1-7 Nacimiento de Isaac Visitó Jehová a Sara, como había dicho, e hizo Jehová con Sara como había hablado. Y Sara concibió y dio a Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que Dios le había dicho. Y llamó Abraham el nombre de su hijo que le nació, que le dio a luz Sara, Isaac. Y circuncidó Abraham a su hijo Isaac de ocho días, como Dios le había mandado. Y era Abraham de cien años cuando nació Isaac su hijo. Entonces dijo Sara: Dios me ha hecho reír, y cualquiera que lo oyere, se reirá conmigo. Y añadió: ¿Quién dijera a Abraham que Sara habría de dar de mamar a hijos? Pues le he dado un hijo en su vejez. (Reina-Valera 1960)

Sara concibe un hijo de Abraham. Incluso durante un período de vidas prolongadas, con Abraham de 100 años y Sara de 90 años de edad, en términos humanos el nacimiento hubiera sido imposible. Sara misma está claramente asombrada, puesto que ella y Abraham han esperado durante 25 años este hijo prometido; en ocasiones creyendo plenamente, a veces llenos de dudas, y otras en total incredulidad.


Pues, fueron 25 largos años de espera, es cierto. Naturalmente, alguien pudiera decir: ¿Qué sentido tiene tener un hijo a tan avanzada edad si en cualquier momento la salud de los padres ancianos puede fallar y el bebé quedaría huérfano? Y pues, en cierta medida, es un pensamiento válido, algo que ha sucedido en la vida real. Pero, no es un razonamiento muy bíblico que digamos, porque si fuese así, lo que se está diciendo es que Dios no debería dar bendiciones a gente de avanzada edad porque les queda poca vitalidad o agilidad para poder disfrutarlas o hacerse cargo de ellas, en este caso, del recién nacido Isaac.


He visto hermanos en la fe de avanzada edad y su forma de vivir y de disfrutar las bendiciones que el Señor les ha dado realmente es admirable. Hoy, muchos jóvenes no están conscientes de todo lo que tienen a su disposición y las cosas que Dios les ha dado, oraciones que les ha respondido. Se afánan por lo que no tienen, se angustian por las cosas que no resultan como quieren y se quejan porque otros "aparentemente" progresan más "rápido" en las etapas de sus vidas que ellos mismos. Pero, esta breve reflexión no va enfocada a los jóvenes como tal; en otra ocasión hablaré hacia ellos.


En las iglesias y en todo el mundo se suele dar un fenómeno en los ancianos, la gente de edad avanzada. Cuando ya cumplen entre 68 a 75 años de edad, la mentalidad de muchos va cambiando, sienten que ya no son tan útiles e importantes como para aportar en la obra de Dios. Ya no tienen proyectos, sueños, anhelos, ni las esperanzas de que Dios pueda sorprenderles con bendiciones para sus vidas; tal parece que el hecho de adentrarse a cierta edad es como si Dios fuese cerrando su suministro para con ellos, es decir, como si Dios ya no les tuviera en tanta estima, no les concediera respuesta a sus oraciones, no les diera responsabilidades ni deberes debido a que la agilidad y vitalidad que de jóvenes tenían, ya está menguando. Y cuando voy al libro de Génesis 21:1-7 me doy cuenta de que el Dios de la Biblia piensa total y absolutamente distinto a esta escala de medir que el mundo y muchas iglesias permiten que se usen, terminando por segregar a las personas de edad avanzada.


El texto me dice que Dios escogió a una mujer, Sara de 90 años edad para concebir a un hijo por el cual, siglos después, vendría el salvador. Ahora, pensemos un poco más allá y en el sentido cotidiano: Si tuvieramos la misión de escoger a una mujer para concebir a un hijo cuyo propósito de vida es de capital importancia, al punto de preservar su vida hasta que pueda contraer matrimonio y nazca un hijo para continuar la descendencia ¿Escogeríamos a una mujer anciana o a una mujer jóven, fuerte, activa, agil, bien alimentada y nutrida? A una mujer jóven, ciertamente. Pero, la biblia me dice que Dios escogió a una mujer anciana [...] pues, a una mujer anciana y ya está. Dios no necesitó de años jovenes para cumplir su promesa y seguir con el plan eterno de redención.


"Y era Abraham de cien años cuando nació Isaac su hijo" (vs. 5)

Si Dios escogió a una mujer anciana, lo sensato sería escoger a un hombre algo más jóven o bien, a un familiar joven que le pudiera a ayudar con el recién nacido y a hacerse cargo de las tareas que requerían fuerza física, tareas que probablemente Sara haría con mucha dificultad si es que tenía dolores articulares, etc. Pero no, Dios también escogió a un hombre de edad avanzada, con 100 años. ¿No parece algo descabellado que Dios nuestro Señor haya escogido la edad avanzada de dos personas para cumplir su promesa y tener un hijo?


Sabes, si Dios lo hizo así, es porque Dios estaría con ellos y les concedería todo lo necesario para hacerse cargo de ese niño, no solo en bienes materiales y economía sino también en salud y fuerza física. Además, ellos tenían muchos criados a su disposición, así que ayuda tenían de sobra.


Al nacer Isaac algo sucedió internamente en Abraham y Sara. A nivel mental, emocional y físico. Yo imagino que ellos sintieron que una corriente corría por su cuerpo, como si tomaran una bebida energética que revitalizó en todo sentido a este matrimonio anciano. Y no es para menos, habendo ya vivido 3/4 partes de sus vidas como matrimonio sin hijo alguno ¿Y ahora Dios les haya sorprendido con un hijo al cabo de 25 años de espera? Es totalmente una locura, algo que descolocó a todos.


Tan grande fue el impacto de este acontecimiento que la biblia registra la alegría de Sara. Y ese canto de gozo que Sara entona cuando nace Isaac es un preludio feliz al que una madre hebrea mucho más joven de otra época cantará en anticipación gozosa de su Hijo prometido. El verdadero heredero espiritual de Abraham.


Mis queridísimos hermanos, Dios cuando nos llamó a salvación y nosotros decidimos creer en él y depositar nuestra fe en él, no nos hizo firmar un contrato de servicio con fecha de caducidad y jubilación a cierta edad. La carrera para el creyente termina cuando él nos llama a su presencia. Mientras tengas vida y salud, Dios demanda que sus hijos vivan en novedad de vida, le sirvan y testifiquen del maravilloso mensaje del evangelio de salvación para todo el mundo, siempre pensando en que el ha de venir en cualquier momento.


Ahora bien, es probable que no sientas las mismas energías que hace muchos años atrás tenías, y es cierto, pero la profecía de Isaías nos dice algo interesante y muy elocuente para esta circunstancia:


Isaías 40:29-31 El da fuerzas al fatigado, y al que no tiene fuerzas, aumenta el vigor. Aun los mancebos se fatigan y se cansan, y los jóvenes tropiezan y vacilan, pero los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas; se remontarán con alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán. (La Biblia de las Américas)

Isaías nos dice que el primer grupo de personas corren, estos son los jóvenes. Y promete que si ellos esperan en el Señor, correrán y no se cansarán. El segundo grupo dice que caminarán y no se fatigarán, estos son los adultos y ancianos. Y Dios también promete que si ellos esperan en él, no se fatigarán. ¿A caso no te ha pasado que tuviste una semana muy agotadora, de muchas cosas que hacer y el Señor durante la noche fue a tu encuentro para llevarte a descansar en delicados pastos y al día siguiente te levantas con fuerzas y energías? Pues, ese es nuestro Dios, ese es el Dios de la Biblia.


Todos aquellos que se ven a sí mismos como fuertes en realidad son débiles. La fuerza de Dios está reservada para aquellos que saben que están cansados, y saben que no tienen ninguna fuerza. Abraham y Sara muy probablemente estaban conscientes de que no tenían ya las fuerzas de joven para hacerse cargo de un hijo y todo lo que eso conlleva, pero esperaron y confiaron en el Señor, a pesar de que pasaron circunstancias de incredulidad, siguieron esperando y confiando en Dios.


Ahora bien, ¿Cómo recibimos estas fuerzas del Señor? Las recibimos mientras esperamos en el Señor. La idea detrás de esperar en el Señor no es la de sentarnos de forma pasiva sin hacer nada mientras esperamos que Dios haga algo. Sí, Dios nos da fuerza; pero no esperamos que estas lleguen como si el las derramara en nosotros mientras nos sentamos pasivamente sin hacer nada. Él nos las da mientras lo estamos buscando, y dependemos de Él, en lugar de en nuestras propias fuerzas. Si somos débiles, es porque no estamos ¡Esperando en Él!


Y sí, hay momentos en que realmente ya no tenemos fuerzas y nuestras emociones se asoman debido al agotamiento. Aún así, una sola oración, que más que palabras puede que sea una sola lágrima, es un llamado genuino y sincero de rendición al Señor, renunciando a nuestras fuerzas para tomar las de Cristo, las cuales son infinitamente superior a las mías y así, al fin, poder descansar para al día siguiente poder continuar.


Mis queridísimos lectores, que la bendita gracia y la participación del Espíritu Santo sea con todo vosotros hasta que Cristo venga. Amén.

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