Zacur Córdova Mesina
Cuando la tormenta se avecina
Mis amados hermanos, ruego al Señor que nos ayude y nos de entendimiento para comprender y meditar en una breve porción bíblica, esta se encuentra en el evangelio de Mateo 7:24-26. Dice así:
24 »Por tanto, todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. 25 Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, y soplaron los vientos y azotaron aquella casa; con todo, la casa no se derrumbó porque estaba cimentada sobre la roca. 26 Pero todo el que me oye estas palabras y no las pone en práctica es como un hombre insensato que construyó su casa sobre la arena. 27 Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, soplaron los vientos y azotaron aquella casa. Esta se derrumbó, y grande fue su ruina».
Hay varios puntos que quisiera compartir contigo. En primer lugar, el texto bíblico nos da a entender que ambas casas eran iguales. Ambos hombres tenían la misma intención de construir, buscar un terrero y edificarla. No se hace distinción entre ellas, solo del cimiento donde se edificaron. De manera que, podemos suponer que ambas casas se veían igual por fuera.
Hace poco, veía el pronóstico del tiempo para mi ciudad, en la que se pronostica lluvia, vientos y frío. Cuando llueve en mi ciudad (y en todas las demás), muchas cosas remueve el agua que cae y se acumula: Las calles se ven de un color negro debido al asfalto mojado, las veredas o aceras se ven grises oscuras y a lo más con posas o barro, los vientos acumulan poco a poco las hojas de los arboles y la basura en ciertos lugares de la ciudad, de tal manera que el agua muestra como son realmente las calles y veredas de la ciudad. Pues, creo que el fundamento real de nuestras vidas generalmente está oculto y solo se demuestra en la tormenta, y podríamos decir que las tormentas vienen del cielo (lluvia) y de la tierra (ríos). Mis hermanos, nosotros no podemos tener un pronóstico de lo que sucederá en la próxima semana, no nos es posible saber cuando entraremos a un tiempode prueba, pero si podemos estar seguros de que si hemos escogido el cimiento correcto para nuestra casa, ningún temporal podrá arrasar ni tumbarla. (Cabe decir que la palabra original para roca más se refiere a una superficie rocosa que a una roca individual)
Citando un comentario muy acertado de Charles Spurgeon:
"Tanto el hombre sabio como el insensato se dedicaron precisamente a las mismas ocupaciones, y en una medida considerable lograron el mismo diseño; ambos se comprometieron a construir casas, ambos perseveraron en construir y ambos terminaron sus casas. La semejanza entre ellos es muy considerable”.
Avanzando en la lectura bíblica, el texto nos dice que Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa. Una tormenta (lluvia, ríos y vientos) era el poder más grande para las generaciones del mundo antiguo que no tenían armas nucleares. Al leer la historia nos damos cuenta como el clima, desastres naturales e incluso los clataclismos eran usados estratégicamente en un sentido político, militar y económico entre reinos e imperios.
En febrero del 62 d.C. se produjo un terremoto que ocasionó numerosos daños en Pompeya y en otras ciudades cercanas. La ciudad fue reconstruida y todavía se estaba restaurando cuando, el 24 de agosto del 79 d.C., fue sorprendida por la catastrófica erupción del Vesubio, que causó la muerte de miles de personas y que supuso el fin de Pompeya, sepultada bajo las cenizas y piedras expulsadas por el volcán. El 26 de agosto volvió a salir el sol y del Vesubio solamente emanaba una columna de humo, pero Pompeya estaba completamente ennegrecida y destruida. Así también, en el mundo comtemporáneo han ocurrido lamentables devastaciones debido a tsunamis:
1 de noviembre de 1755 — Se estima que 60.000 personas murieron cuando un terremoto golpea a Lisboa, Portugal, y causa un tsunami.
27 de agosto de 1883 — Se estima que 36.000 personas murieron cuando el volcán Krakatau entró en erupción causando un tsunami en las islas indonesias de Java y Sumatra.
15 de junio de 1896 — Se estima que 28.000 personas murieron cuando un terremoto de magnitud 8,5 golpeó Sanriku, Japón, causando un devastador tsunami.
28 de diciembre de 1908 — Se estima que entre 70.000 y 100.000 personas murieron cuando un terremoto de magnitud 7,2 golpea Messina, Italia, y causa un tsunami en el Estrecho de Messina.
22 de mayo de 1960 — Aproximadamente 1.500 personas murieron cuando un terremoto de magnitud 9,5 golpeó Chile y causó un tsunami.
28 de marzo de 1964 — Se estima que 128 personas murieron cuando un terremoto de magnitud 9,2 golpeó Prince William Sound, Alaska, y causó un tsunami.
16 de agosto de 1976 — Se estima que entre 4.000 y 8.000 personas mueren cuando un terremoto de magnitud 8,0 golpeó a Filipinas y causó un tsunami.
17 de julio de 1998 — Aproximadamente 2.200 personas murieron cuando un terremoto de magnitud 7,0 golpeó Papua Nueva Guinea y causó un tsunami.
26 de diciembre de 2004 — Se estima que 227.898 personas murieron cuando un terremoto de magnitud 9,1 azotó Sumatra, Indonesia, y provocó un tsunami posterior en 14 países en el sur de Asia y África oriental.
25 de octubre de 2010 — Se estima que 449 personas murieron cuando un terremoto de magnitud 7,7 azotó a Indonesia y causó un tsunami.
11 de marzo de 2011 — Se produjo un terremoto de magnitud 9,1 a 371 kilómetros al noreste de Tokio. El terremoto causó un tsunami con olas de nueve metros que dañaron varios reactores nucleares en el área. El total combinado de muertes confirmadas y desaparecidas es de más de 22.000 (casi 20.000 muertes y 2.500 desaparecidos). (Fuente: Agencia de Manejo de Desastres y Fuego de Japón)
28 de septiembre de 2018 — Más de 2.100 personas murieron cuando un terremoto de magnitud 7,5 golpea la isla indonesia de Sulawesi y causó un tsunami.
22 de diciembre de 2018 — Un tsunami con olas de hasta tres metros golpea Pandeglang, Serang y el sur de Lampung, Indonesia, dejando más de 430 muertos, 148 desaparecidos y 16.000 desplazados. Los funcionarios creen que el tsunami fue causado por una serie de deslizamientos de tierra bajo el agua provocados por una erupción volcánica.
Como puedes ver, a lo largo de la historia muchas catátrofes llegaron de manera inminente, sin previo aviso dejando miles de muertos. Hoy, gracias a los avances tecnológicos es posible no solamente anticiparnos a tsunamis y alertar a la población a huir si es necesario, sino que también es posible estudiar el suelo para antes de construir y realizar impactos ante posibles riesgos, como por ejemplo: aluviones, deslizamiento de tierras debido a lluvias intensas, etc.
El tiempo y las tormentas de la vida demostrarán el poder del cimiento de cada persona, aun cuando está oculto. Tal vez nos sorprendamos cuando veamos quienes han edificado sobre un buen cimiento. Al final, cuando Judas traicionó a Cristo en la noche, Nicodemo lo profesó fielmente en el día. Ahí podemos ver dos cimientos distintos, el de Judas pudiera considerarse claramente visible, porque estuvo siempre en el grupo de los discípulos, muy cerca de Jesús. En cambio, en Nicodemo podemos ver un cimiento oculto, rara vez estuvo con Jesús y lo vio, pero eso no significó de ninguna manera que el cimiento que escogió para su vida fue equivocado. Porque cuando Nicodemo aparece nuevamente en escena, su participación fue centrada en Cristo, y esa "tormenta", que sería una tristeza y lamento por la muerte del Mesías no lo hizo desistir ni renegar lo que le estaba siendo revelado sobre el Hijo.
Mis queridísimos hermanos, el Señor Jesús era altamente instruido en la ley (de la cual hablaba de él). Jesús en ese momento, muy probablemente tuvo en mente un pasaje del Antiguo testamento: Como pasa el torbellino, así el malo no permanece; Mas el justo permanece para siempre. (Proverbios 10:25)
Ahora, fíjate lo que dice el Señor Jesús después: Cualquiera que me oye estas palabras y no las hace. Es decir, escuchar la palabra de Dios no es suficiente para proveer un cimiento seguro. Es necesario que también seamos hacedores de su palabra. Si no lo somos, cometemos el pecado de no hacer nada (vea Números 32:23), y será grande nuestra ruina.
Ahora bien ¿En qué consistía la locura del segundo constructor? No en buscar deliberadamente un mal cimiento, sino al no pensar en el cimiento. Su falla no fue un error de juicio, sino desconsideración. No se trata, como se supone comúnmente, de dos cimientos, sino de mirar y descuidar de mirar al cimiento.
Si geólogos y expertos en el estudio del subsuelo y de construcciones avisan a la población que construir en X lugar es asumir un riesgo altísimo de que cuando llegue la temporada de lluvias un aluvión de barro, rocas y tierra cedimentada se llevaría todo lo que encuentre a su paso ¿Qué debería hacer la gente? No construir ahí. Si los mismos expertos dicen que aunque el clima es muy complicado en X región del país, pero si las edificaciones que se pretenden construir se hacen sobre una superficie de cemento u hormigón armado, bien profunda, las probabilidades de que las casas se vayan con una inundación son mínimas ¿Invertirías el tiempo necesario para construir sobre un cimiento firme y seguro? ¿O te apresurarías en construir con tal de tener tu casa lo antes posible, una buena vista pero totalmente desprovista de resistencia ante eventos inesperados? Creo que ya entendiste a lo quiero llevarte a reflexionar.
Los desastres naturales no se pudieron predecir, arrasaron ciudades completas, miles de casas y familias se perdieron, pero ahora, el Señor Jesús nos avisa claramente que el cimiento de nuestras vidas será golpeado en un tiempo u otro. No hay pronóstico más claro y fidedigno que este.
Mis amados hermanos, es mi oración que el Señor Jesús nos ayude, nos asista. Examinemos nuestra vida y comprobemos si realmente estamos cimentados sobre la roca. Si has edificado sobre la arena, aun es tiempo de volver a empezar, porque el suministro del Dios, su gracia, aun está disponible. No te compares, no importa si otras casas aparentan verse bellas y elegantes, porque aquellos que construyen apresuradamente sus casas, preocupándose más por lo estético y barato, todo termina saliendo caro. Mas si en el poder de Cristo comienzas a edificar tu casa sobre él, aunque sea la casa más ligera, sencilla y humilde, no perecerá ante los vientos y la lluvia. Esto no se trata de quien dice saber más de biblia ni de cómo construir una casa (o una vida) rápidamente, se trata de quien vive conforme a la biblia y la practica. Recuerda que el Señor no dijo: Mirad que digo que soy, sino que dijo Mirad que soy manso y humilde.
Dios bendiga su santa y eterna Palabra.
Si te ha sido de bendición y aliento, te pido que la compartas en tus redes o con quien crees que la necesite. Muchísimas gracias por apoyar este servicio al Señor.