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  • Foto del escritorZacur Córdova Mesina

Esdras 1:1-4 - Un nuevo comienzo

El ascenso del Imperio Persa demostrará ser una verdadera bendición para la nación exiliada de Israel. A diferencia de los asirios y los babilonios, que creían en el desarraigo de sus cautivos, la política de Persia es de repatriación y mantención del status quo entorno a la situación política, social y religiosa lo máximo posible. Al parecer la idea es que un pueblo feliz tendrá menos posibilidades de rebelarse. Por ese motivo, pero por sobre todo por el cumplimiento de la restauración prometida por Dios, Ciro el Grande da un paso muy importante en los años 539—539 A.C. Emite el siguiente decreto alentando a voluntarios entre los hebreos que deseen volver a Jerusalén y reconstruir el templo. Leamos:

Esdras 1:1-4 - NTV Ciro permite el regreso de los desterrados 1 En el primer año de Ciro, rey de Persia, el Señor cumplió la profecía que había dado por medio de Jeremías. Movió el corazón de Ciro a poner por escrito el siguiente edicto y enviarlo a todo el reino: 2 «Esto dice Ciro, rey de Persia: »“El Señor, Dios del cielo, me ha dado todos los reinos de la tierra. Me encargó construirle un templo en Jerusalén, que está en Judá. 3 Cualquiera que pertenezca a su pueblo puede ir a Jerusalén de Judá para reconstruir el templo del Señor, Dios de Israel, quien vive en Jerusalén, ¡y que su Dios esté con ustedes! 4 En el lugar que se encuentre este remanente judío, que sus vecinos los ayuden con los gastos, dándoles plata y oro, provisiones para el viaje y animales, como también una ofrenda voluntaria para el templo de Dios en Jerusalén”».

Dios puso en el corazón de Ciro un sentido de urgencia en cuanto a Sus asuntos y el rey persa no tardó en cumplir. De manera que en su primer año de reinado, Ciro el Grande, hizo un decreto dándole a los judíos exiliados en territorio persa el derecho legal y real de retornar a Jerusalén y reconstruir el templo.


¡Imaginemos por un momento el entusiasmo y la celebración que surge cuando llega la noticia de este decreto a todos los rincones del imperio Persa, a cada judío exiliado! Sin embargo, hay un dilema de inmediato. Después de más de seis décadas lejos de su patria, el pueblo de Israel estaba bastante bien afianzado en la sociedad babilonia que se convirtió en persa. Los que siguieron el consejo de Jeremías compraron o construyeron casas, iniciaron negocios y aprendieron un nuevo idioma y un nuevo estilo de vida. También hay una nueva generación de judíos, como se les conoce ahora, que nunca ha puesto sus pies en Palestina. Por ende, se necesitará una fe genuina en Dios y un espíritu aventurero para abandonar una situación próspera por la desolación de Jerusalén.


No sé cuál es la realidad en la que vives hoy. No conozco el estado de tu comunión con el Señor Jesús. No importa si estás en tiempo de prueba o en tiempo de bonanza, ni siquiera si llevas años lejos de los caminos del Señor. Pon atención y lee nuevamente lo que Dios está diciendo por medio de Ciro:

3 Cualquiera que pertenezca a su pueblo puede ir a Jerusalén de Judá para reconstruir el templo del Señor, Dios de Israel, quien vive en Jerusalén, ¡y que su Dios esté con ustedes! (Esdras 1)

¡Dios está llamando a su pueblo! Está llamándoles con autoridad divina no solamente para cumplir su promesa de restauración del templo, sino para "reiniciar" la comunión que se había perdido con Su Pueblo Escogido. Mira, el registro del capítulo 1 de Esdras no dice:

  • Sólo los que fueron fieles a Dios y no abandonaron su fe pueden volver.

  • Sólo los que no dejaron de reunirse con sus parientes y perseverar en la lectura y estudio de la ley pueden regresar.

  • Sólo los que hayan procurado, estas seis décadas, apartarse del pecado pueden volver.

¡No! Dios conocía perfectamente todo lo que su pueblo hizo durante el exilio, y su promesa y decreto no hizo distinción entre unos y otros. Piensa por un momento, gran parte del pueblo ya se hizo la idea (tras más de 60 años exiliados) de vivir en Babilonia y nunca volver a Israel. Con el pasar del tiempo, muchos israelitas fueron perdiendo, quizás, sus costumbres. Pero muy probablemente, habían judíos que no se olvidaron de la promesa que Dios le dio a Jeremías, previo al asedio de Jerusalén por parte de las bestiales máquinas de asedio de Nabucodonosor.


Había sentimientos de todo tipo, nostalgia, impotencia, tristeza, angustia, felicidad, alegría, gozo, esperanza, etc. Imagina a todos aquellos jóvenes que jamás habían pisado Jerusalén y que solo habían escuchado de ella mediante las historias de los ancianos. Es más, yo imagino que muchos de aquellos jóvenes, cuando oyeron el decreto de Ciro, fueron quienes alentaron a sus padres y abuelos para ir de viaje a Jerusalén. ¡Estos cuatro versículos almacenan un gran contexto por detrás!


Seis décadas en que la desolada Jerusalén y sus alrededores estaban en ruinas. La vegetación se había apoderado de las columnas y murallas derrumbadas, y sus terrenos totalmente descuidados, como cementerio y depósito de cadáveres y maquinas de asedio abandonadas. No era muy prometedor el panorama en Jerusalén ¿verdad? Tan solo pesa en la balanza: Quedarse en la próspera Babilonia o retornar una tierra árida y arruinada ¿Qué elegirías tu? Pero sabes, Dios estaba llamando a su pueblo para volver, para retornar a Jerusalén, para volverse a Él.


Querido lector(a), El Dios de la Biblia nos está llamando a volver a Él y trabajar en Su Obra.


Es mi deseo que el Señor aliente tu corazón y tomes la decisión de dejar tu comodidad, retomar tu comunión con el Señor y trabajar en Su Obra, para Gloria y Honra de Su Nombre.


Vuelve. Dios concede nuevos comienzos.

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