Zacur Córdova Mesina
La alabanza en la vida del creyente
Leo la carta de Pablo a los Efesios 1:4-6, 12-14. Dice así:
Efesios 1:4-6; 12-14 4 Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, 5 en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, 6 para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, 12 a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo. 13 En él también vosotros, habiendo oído la palaba de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, 14 que es las arras de nuestras herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria. (Reina-Valera 1960)
Dios salva a un pueblo, no solo para llenar el cielo de almas salvadas por él, sino que ese pueblo, por el hecho de haber sido salvo, constituye un motivo de alabanza para Dios.
Cuando el mundo contempla a un creyente que vive conforme a la voluntad de Dios no tiene más opción que, con palabras o en silencio, reconocer que el Dios de ese creyente es un Dios poderoso y que cambia las vidas. Por tanto, la alabanza es un programa para la vida cristiana. Leo la carta de Pablo a los Filipenses 1:11, que dice,
Filipenses 1:11 11 llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.
Fíjate bien en el versículo y ve notando algo. La alabanza no es ir a la iglesia a cantar, aunque forma parte expresiva de ella. La alabanza es una vida que glorifica a Dios, una vida que lleva frutos de justicia y esa vida es para gloria y alabanza de Dios ¿Te das cuenta de la amplitud de la alabanza?
La alabanza no es solamente una actividad puntual en el culto dominical. Lo que estoy tratando de hacer, es llevarte a que la idea bíblica de alabanza no es una actividad. Por lo tanto, la alabanza es la vida del creyente que glorifica al Dios de la Biblia.
Algo más, el creyente es sacerdote. Leo la 1° carta de Pedro 2:9, que dice:
1° Pedro 2:9 9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; (Reina-Valera 1960)
Por lo tanto, si en el versículo anterior una vida virtuosa glorifica a Dios, los sacerdotes espirituales están presentando sacrificios de alabanza con su propia vida. Y este sacrificio de alabanza es ministerio natural del creyente ¿Por qué? Leo la carta a los Hebreos 13:15, que dice:
Hebreos 13:15 15 Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre. (Reina-Valera 1960)
De manera que, de una vida que hace la voluntad de Dios, pasamos a una boca que glorifica a Dios. Es la consencuencia lógica, «porque de la abundancia del corazón, habla la boca» (Lucas 6:45). Cuando el corazón está lleno de Dios, nuestros labios le glorifican. Y ahora, alguien podrá decir: ¿Y qué motivos tengo yo para alabar a Dios? Porque parece que Dios se olvidó de mi y no me ha concedido lo que yo le pedí.
Cuatro motivos para alabar a Dios:
El apóstol Pedro dice que hemos sido Elegidos. En un mundo muerto en delitos y pecados, que Dios te haya buscado y te haya llevado a Cristo ¿Es un motivo de alabanza? Naturalmante que sí.
Te ha convertido en sacerdote. Sacerdote para que administres en su santuario, que eres tú ahora y la iglesia también.
Nos ha hecho santos, es decir, separados. Pero ¿De qué? Jesús dice al Padre «No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo» (Juan 17:16). Y algo más, Juan nos dice: «No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo» (1 Juan 2:15). Y no amar al mundo no significa no poder salir a tomar un café, ir al cine, etc. La Biblia dice que el mundo es «los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida».
En último lugar, un motivo para alabar a Dios es porque tú eres propiedad divina. Dios nos ha comprado al precio de la sangre de su Hijo para ser suyos.
Entonces, ya sabemos qué es la alabanza, conozco motivos para alabar a Dios, pero cómo debo alabar.
Recordemos que la alabanza no es una actividad, sino una actitud. Porque el creyente alaba a Dios con su vida, no solamente con sus canciones. Ahora, voy a un texto bíblico que dice claramente cómo alabar a Dios. Leo 1 carta de Pedro 2:11-12, que dice:
1° Pedro 2:11-12 Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma, manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras. (Reina-Valera 1960)
De modo que, la vida cristiana es un acto de alabanza permanente a Dios en la medida que nuestras obras son consecuentes con nuestra profesión de fe. Si dices: ¡Yo soy cristiano! Pues, vive como cristiano. ¡Yo soy bíblico! Pues, ama la Biblia. De otra manera, no hagamos profesiones de fe si no están cimentadas en buenas obras.
Santiago dice: «La fe sin obras, es muerta» (Stgo. 2:17). Es decir, en la vida cristiana, muchas veces hacemos grandes confesiones de fe y asumimos un crédito ortodoxo, pero la Biblia dice que cualquiera que dice que ama a Cristo y confiesa a Cristo, ama a sus hermanos.
Dios te bendiga.