Zacur Córdova Mesina
Esdras 6:14a - 6:22 | Los resultados de la fe, obediencia y compromiso con la Obra de Dios.
¡Hola! ¿Cómo estás? Soy Zacur y que gusto me da tenerte aquí nuevamente. Hoy quisiera seguir avanzando contigo en este viaje a través del libro de Esdras. Debo decirte que, sin duda, este libro se ha convertido en uno de mis favoritos, aunque tengo otros, pero esos ya te los haré saber cuando terminemos este libro.
Pues, bien, vamos allá, la historia sigue así:
Esdras 6:14-22 El templo progresa 14a Y los ancianos de los judíos edificaban y prosperaban, conforme a la profecía del profeta Hageo y de Zacarías hijo de Iddo. El templo terminado (516 A.C.) 14b Edificaron, pues, y terminaron, por orden del Dios de Israel, y por mandato de Ciro, de Darío, y de Artajerjes rey de Persia. 15 Esta casa fue terminada el tercer día del mes de Adar, que era el sexto año del reinado del rey Darío. Celebración gozosa 16 Entonces los hijos de Israel, los sacerdotes, los levitas y los demás que habían venido de la cautividad, hicieron la dedicación de esta casa de Dios con gozo. 17 Y ofrecieron en la dedicación de esta casa de Dios cien becerros, doscientos carneros y cuatrocientos corderos; y doce machos cabríos en expiación por todo Israel, conforme al número de las tribus de Israel. 18 Y pusieron a los sacerdotes en sus turnos, y a los levitas en sus clases, para el servicio de Dios en Jerusalén, conforme a lo escrito en el libro de Moisés. Observancia de la pascua 19 También los hijos de la cautividad celebraron la pascua a los catorce días del mes primero. 20 Porque los sacerdotes y los levitas se habían purificado a una; todos estaban limpios, y sacrificaron la pascua por todos los hijos de la cautividad, y por sus hermanos los sacerdotes, y por sí mismos. 21 Comieron los hijos de Israel que habían vuelto del cautiverio, con todos aquellos que se habían apartado de las inmundicias de las gentes de la tierra para buscar a Jehová Dios de Israel. 22 Y celebraron con regocijo la fiesta solemne de los panes sin levadura siete días, por cuanto Jehová los había alegrado, y había vuelto el corazón del rey de Asiria hacia ellos, para fortalecer sus manos en la obra de la casa de Dios, del Dios de Israel. (Reina-Valera 1960)
¡Al fin! ¡Ha concluido la edificación! ¡El templo está terminado! Luego de largos viajes, tantas preocupaciones, problemas, emociones, nostalgia, recuerdos, etc, el templo estaba acabado y listo para su inauguración, listo para el reinicio del servicio sacerdotal y preparado para recibir a todas la naciones que quisieran conocer al Dios de Israel. ¿No te parece increíble todas las cosas que sucedieron en todo este tiempo para que el templo esté terminado? Yo no puedo evitar emocionarme, es que así mismo sucede en la vida del creyente, el apóstol Pablo dice a lo Filipenses: el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús (Filipenses 1:6 LBLA). Dios les demandó una sola cosa a su pueblo: Escuchar su voz y tomar un determinación. El pueblo, su pueblo escogido atendió la voz y aunque en un principio era muy poquitos los que decidieron retornar, en el segundo peregrinaje la gente aumentó, no solamente judíos sino también extranjeros. Dios demandó a su pueblo dejar lo que estaban haciendo, sus proyectos personales para escuchar su voz sin distracciones, porque Dios quería colocar en el corazón de su pueblo su proyecto, la Restauración de Su Casa.
Mis hermanos, esto es lo que sucede cuando el pueblo de Dios decide oír su voz, atender su llamado, retornar a Jerusalén y trabajar en la reconstrucción de Casa, el templo. Esto es lo que sucede cuando el pueblo de Dios se une como un solo hombre, como un solo cuerpo, en un mismo espíritu: Trabajar en la obra de Dios. Este es el resultado de la obediencia y cuidado del pueblo de Dios en consultar y guiarse por las Escrituras para enfrentar este gran desafío arquitectónico. Dios llamó a los exiliados, su pueblo escogido, Dios despertó y animó el espíritu de su pueblo, Dios cuidó de su pueblo, Dios proveyó para su pueblo, Dios atendió cada asunto y problema que surgió en el camino. De manera que, Dios cada día era fiel a sí mismo, Dios era fiel a sus promesas, porque no pasó ni un solo día en que el haya dejado de ser fiel y cumplir lo que había prometido, él solo demandaba obediencia y valentía para dejar una prospera vida en Babilonia por la Desolación de Jerusalén. Y cuando eso sucedió, luego de muchas hazañas, un día en el año 516 A.C. aquella colina, sobre aquel monte, una vez más se veía desde lejos el templo del Dios de Israel. Una vez más, tras setenta años de ruina y polvo en Jerusalén, humos de holocaustos se elevaban a los cielos, humos que se podían ver desde todas partes, mostrando a todos los pueblos y naciones que el pueblo de Dios había regresado a su tierra ancestral, y anunciaban que habían completado la reconstrucción del templo, la reanudación del servicio sacerdotal y prontamente la reconstrucción de la ciudad, el país y la nación completa.
Y cuando leemos la cantidad de animales que dispusieron como ofrenda por el acabado del templo, comparado con las dedicaciones del templo de Salomón (1 Reyes 8:62-66), esto era una Celebración de la Dedicación muy pobre. Salomón sacrificó alrededor de 142.000 animales en su dedicación al templo; aquí en la dedicación del segundo templo solo sacrificaron a un total de 712 animales. Sin embargo, dada la riqueza relativa de Israel en los días del primer templo en comparación con el segundo templo, el regalo más pequeño registrado en Esdras tal vez fue el más hermoso para Dios. Y aquí es donde recuerdo nuevamente las palabras de Dios por medio del profeta Hageo:
Hageo 2:2-4 1 El día veintiuno del mes séptimo, vino palabra del Señor por medio del profeta Hageo: 2 «Pregunta a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, al sumo sacerdote Josué hijo de Josadac, y al resto del pueblo: 3 “¿Queda alguien entre ustedes que haya visto esta casa en su antiguo esplendor? ¿Qué les parece ahora? ¿No la ven como muy poca cosa? 4 Pues ahora, ¡ánimo, Zorobabel! —afirma el Señor—. ¡Ánimo, Josué hijo de Josadac! ¡Tú eres el sumo sacerdote! ¡Ánimo, pueblo de esta tierra! —afirma el Señor—. ¡Manos a la obra, que yo estoy con ustedes! —afirma el Señor Todopoderoso—. 5 Mi Espíritu permanece en medio de ustedes, conforme al pacto que hice con ustedes cuando salieron de Egipto”. »No teman, 6 porque así dice el Señor Todopoderoso: “Dentro de muy poco haré que se estremezcan los cielos y la tierra, el mar y la tierra firme; 7 ¡haré temblar a todas las naciones! Sus riquezas llegarán aquí, y así llenaré de esplendor esta casa —dice el Señor Todopoderoso—. 8 Mía es la plata, y mío es el oro —afirma el Señor Todopoderoso—. 9 El esplendor de esta segunda casa será mayor que el de la primera —dice el Señor Todopoderoso—. Y en este lugar concederé la paz”, afirma el Señor Todopoderoso». (Nueva Versión Internacional)
Porque de eso se trata, de Quien es Dios, de el Yo soy, de El Que Existe, de Su Hijo, no de lo que el pueblo puede ver a simple vista. El Dios de la Biblia no necesita de un templo extravagante ni arquitectónicamente imponente para mostrar su gloria.
Ahora, cuando los sacerdotes ofrecieron doce machos cabríos en expiación por todo Israel, conforme al número de las tribus de Israel, lo que estaban diciendo es que aún hay expiación disponible para todo aquel que quiera volverse a Dios, aún hay pacto vigente entre Dios y su pueblo. Porque cuando Dios dijo a Jeremías en el capítulo 12 de su libro que así como trajo todo este mal a la nación, así traerá y cumplirá todo el bien que ha prometido, no lo dijo a una, dos, cinco o diez tribus, sino a las doce tribus de Israel.
Y es aquí donde termina la primera parte de toda esta historia de restauración, toda una generación de largo, de la rehabilitación de Israel. Comenzó cuando el Señor movió el espíritu de Ciro (Esdras 1:1), y concluyo con Dios inclinando el corazón de uno de los sucesores más poderoso del rey. Muchas cosas sucedieron ¿Verdad? Pero en todas esas situaciones Dios estuvo presente. El Dios que gobierna desde los cielos es aquel que inclinó el corazón del rey de Asiria (otro título antiguo para Dario el rey persa) hacia su pueblo, para fortalecer la obra de sus manos, porque así es Dios, cuando se trata de llevar a cabo sus planes mediante su pueblo, él puede usar al rey impío más poderoso de la tierra a su favor.
Mis amados hermanos, mis queridísimos lectores, esta porción bíblica que leímos del libro de Esdras es muy emotiva, no puedo evitar sentir nostalgia, esa sensación que sientes en tu cuerpo y corazón cuando has pasado por mucho tiempo situaciones difíciles, momentos en que pensabas que no podría ser posible avanzar y llegar a la meta, pero llegaste por la gracia y favor del Señor, de manera que, lágrimas comienzan a caer de gozo y gratitud. Pues, una sensación muy parecida me produce este escenario relatado en Esdras 6:14a - 6:22. Lo que para una generación era imposible de ver nuevamente, el templo, hoy ya es posible.
El libro de Esdras me muestra al Dios de gracia, al Dios de misericordia, al Dios de amor, al Dios de justicia, al Dios Santísimo, al Dios de los tiempos, al Dios del los cielos, al Dios del poder, el reino y la gloria, y sí, también al Dios de la Fidelidad, porque él ha cumplido una vez más sus promesas.
Entonces, ¿Cuál es el aliento para ti y para mi? Mi amado hermano(a), es probable que en la obra de Dios, en la iglesia, no veas avances ni compromiso del pueblo de Dios, incluso temor y reverencia, como leímos durante todo este tiempo en los capítulos del 1 al 6 del libro de Esdras. Pues, sonará algo ilógico lo que te pediré, pero da gracias al Señor por eso, porque el crecimiento y avance de la obra no es obra humana, sino obra divina. Sí, es cierto, hay cosas que nos competen a nosotros tomar una determinación y actuar en relación a ella, pero pon atención, por favor, a las palabras del Señor Jesucristo:
Mateo 16:18 (yo) edificaré mi iglesia. (Reina-Valera 1960)
Es el Señor quien edifica su iglesia, es el Señor quien da crecimiento a su iglesia, es el Señor que limpia a su iglesia, es el Señor quien sostiene a la iglesia. Por lo tanto, es mi deseo y profundo anhelo que... este Dios de la Biblia... vaya a tu encuentro en este este momento y en el silencio de tu alma quisiera pedirte que le digas al Señor Jesús: No yo, sino tú.
Necesitamos rendir nuestros proyectos a Cristo, poner un alto a nuestra apresurada vida y escuchar la voz de Dios, que él nos diga qué debemos hacer, pues él es fiel en cumplir sus promesas, pero Dios desea que su pueblo escuche su voz y tome la determinación de involucrarse activamente en su obra para llevar a cabo su plan eterno. Ven, hay lugar para ti.
Ministerios El Dios de la Biblia les desea a todos ustedes muy buenas noches.
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