Zacur Córdova Mesina
Esdras 5:3 - 6:13 | Ninguna situación se escapa del control del Dios Soberano
(522 - 521 A.C)
Me encanta, sinceramente no puedo entender cómo Dios va avanzando notablemente su plan de restauración para con su pueblo. Cuando a simple vista todo parece ir de mal en peor, Dios interviene una vez más para revelar a las personas quién es Él.

Hoy, avanzamos en esta travesía. Cuando los exiliados se levantaron junto a Zacarías y Hageo para reanudar la reconstrucción del templo algunos gobernantes del otro lado del río aparecen en escena, aparentemente como antagonistas. La historia comienza así:
Esdras 5:3-5 (RVR 1960) Se cuestiona la autoridad 3 En aquel tiempo vino a ellos Tatnai gobernador del otro lado del río, y Setar-boznai y sus compañeros, y les dijeron así: ¿Quién os ha dado orden para edificar esta casa y levantar estos muros? 4 Ellos también preguntaron: ¿Cuáles son los nombres de los hombres que hacen este edificio? 5 Mas los ojos de Dios estaban sobre los ancianos de los judíos, y no les hicieron cesar hasta que el asunto fuese llevado a Darío; y entonces respondieron por carta sobre esto. La carta de Darío 6 Copia de la carta que Tatnai gobernador del otro lado del río, y Setar-boznai, y sus compañeros los gobernadores que estaban al otro lado del río, enviaron al rey Darío. 7 Le enviaron carta, y así estaba escrito en ella: Al rey Darío toda paz. 8 Sea notorio al rey, que fuimos a la provincia de Judea, a la casa del gran Dios, la cual se edifica con piedras grandes; y ya los maderos están puestos en las paredes, y la obra se hace de prisa, y prospera en sus manos. 9 Entonces preguntamos a los ancianos, diciéndoles así: ¿Quién os dio orden para edificar esta casa y para levantar estos muros? 10 Y también les preguntamos sus nombres para hacértelo saber, para escribirte los nombres de los hombres que estaban a la cabeza de ellos. 11 Y nos respondieron diciendo así: Nosotros somos siervos del Dios del cielo y de la tierra, y reedificamos la casa que ya muchos años antes había sido edificada, la cual edificó y terminó el gran rey de Israel. 12 Mas después que nuestros padres provocaron a ira al Dios de los cielos, él los entregó en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, caldeo, el cual destruyó esta casa y llevó cautivo al pueblo a Babilonia. 13 Pero en el año primero de Ciro rey de Babilonia, el mismo rey Ciro dio orden para que esta casa de Dios fuese reedificada. 14 También los utensilios de oro y de plata de la casa de Dios, que Nabucodonosor había sacado del templo que estaba en Jerusalén y los había llevado al templo de Babilonia, el rey Ciro los sacó del templo de Babilonia, y fueron entregados a Sesbasar, a quien había puesto por gobernador; 15 y le dijo: Toma estos utensilios, ve, y llévalos al templo que está en Jerusalén; y sea reedificada la casa de Dios en su lugar. 16 Entonces este Sesbasar vino y puso los cimientos de la casa de Dios, la cual está en Jerusalén, y desde entonces hasta ahora se edifica, y aún no está concluida. 17 Y ahora, si al rey parece bien, búsquese en la casa de los tesoros del rey que está allí en Babilonia, si es así que por el rey Ciro había sido dada la orden para reedificar esta casa de Dios en Jerusalén, y se nos envíe a decir la voluntad del rey sobre esto. Memoria del Decreto de Ciro 1 Entonces el rey Darío dio la orden de buscar en la casa de los archivos, donde guardaban los tesoros allí en Babilonia. 2 Y fue hallado en Acmeta, en el palacio que está en la provincia de Media, un libro en el cual estaba escrito así: Memoria: 3 En el año primero del rey Ciro, el mismo rey Ciro dio orden acerca de la casa de Dios, la cual estaba en Jerusalén, para que fuese la casa reedificada como lugar para ofrecer sacrificios, y que sus paredes fuesen firmes; su altura de sesenta codos, y de sesenta codos su anchura; 4 y tres hileras de piedras grandes, y una de madera nueva; y que el gasto sea pagado por el tesoro del rey. 5 Y también los utensilios de oro y de plata de la casa de Dios, los cuales Nabucodonosor sacó del templo que estaba en Jerusalén y los pasó a Babilonia, sean devueltos y vayan a su lugar, al templo que está en Jerusalén, y sean puestos en la casa de Dios. El Decreto de Darío (521-520 A.C.) 6 Ahora, pues, Tatnai gobernador del otro lado del río, Setar-boznai, y vuestros compañeros los gobernadores que estáis al otro lado del río, alejaos de allí. 7 Dejad que se haga la obra de esa casa de Dios; que el gobernador de los judíos y sus ancianos reedifiquen esa casa de Dios en su lugar. 8 Y por mí es dada orden de lo que habéis de hacer con esos ancianos de los judíos, para reedificar esa casa de Dios; que de la hacienda del rey, que tiene del tributo del otro lado del río, sean dados puntualmente a esos varones los gastos, para que no cese la obra. 9 Y lo que fuere necesario, becerros, carneros y corderos para holocaustos al Dios del cielo, trigo, sal, vino y aceite, conforme a lo que dijeren los sacerdotes que están en Jerusalén, les sea dado día por día sin obstáculo alguno, 10 para que ofrezcan sacrificios agradables al Dios del cielo, y oren por la vida del rey y por sus hijos. 11 También por mí es dada orden, que cualquiera que altere este decreto, se le arranque un madero de su casa, y alzado, sea colgado en él, y su casa sea hecha muladar por esto. 12 Y el Dios que hizo habitar allí su nombre, destruya a todo rey y pueblo que pusiere su mano para cambiar o destruir esa casa de Dios, la cual está en Jerusalén. Yo Darío he dado el decreto; sea cumplido prontamente. Tatnai cumple 13 Entonces Tatnai gobernador del otro lado del río, y Setar-boznai y sus compañeros, hicieron puntualmente según el rey Darío había ordenado.
Es notable la respuesta que dan los Ancianos a estos gobernantes, porque sin duda, ellos reconocieron no solo la presencia de estas personas que se acercaban al asentamiento sino que también respetaron su cargo político, pues eran gobernantes provinciales puestos por Darío. De manera que, los Ancianos sabían perfectamente qué y cómo responder ante estas preguntas que pudieran considerarse invasibas y suavemente provocativas.
Zorobabel y Jesúa, Zacarías y Hageo, los líderes y los jefes de las casas del grupo de exiliados tenían en conocimiento lo que Ciro había decretado durante su período de reinado, por lo tanto, los Ancianos respondieron de manera respetuosa demostrando seguridad y honestidad ante las preguntas de los gobernantes. Ahora bien, si este episodio lo trasladaramos a nuestros días y contexto político-social actual, estoy seguro de que la respuestas de estos ciudadanos no sería con cordialidad y respeto, es más, probablemente dirían algo como ─¿Y qué les importa a ustedes quién nos dio permiso para construir este templo? Salgan de aquí no más, rápido y callados─ Pues, en el caso de los Ancianos que lideraban a este grupo de exiliados, el tono y la respueta que dieron fue la correcta, porque estos gobernantes solo estaban cumpliendo con su deber, con su trabajo. Es como si gente del gobierno comenzara a visitar cada iglesia para fiscalizar su insfraestructura o bien, corroborar que todos los que están construyendo un templo tengan el permiso legal para hacerlo, y como el permiso legal lo tenían desde hace mucho, dado por el mismo rey Ciro, era solo cosa de responder tranquilamente a los gobernantes y encomendar todo este asunto al Señor.
Entonces, ya sabemos que pasó, el texto nos dice que la respuesta de los Ancianos llegó de manera intacta a manos del rey Darío. Y al leer la carta, Darío se enteró de todo lo sucedido por parte de los exiliados. Ellos dieron a los gobernantes un breve resumen de cómo sucedio todo, desde la última vez que el pueblo vio el templo de Salomón, el pecado del pueblo, el juicio de Dios, el asedio de Nabucodonosor a todo el reino, la destrucción de Jerusalén y el templo, el exilio a Babilonia, hasta el momento en que Ciro el Grande les da permiso de volver a Jerusalén para reconstruir el templo y posteriormente la ciudad. Darío leyó toda la carta y mandó a buscar, pero esta vez, de manera exhaustiva los registros de memorias de los reyes persas. Al buscar, se encontró exactamente lo que los Ancianos judios habían respondido a los gobernantes y al rey Darío.
Notable, realmente notable cómo todas las piezas van siendo posicionadas donde deben ir en el plan de Dios. Darío tomó en cuenta la honestidad y trato apropiado hacia sus gobernantes por parte de los Ancianos judios. De tal manera que Darío corresponde a estos judios de la misma manera. Ahora bien, Darío solo pudo haber permitido que siguieran la reconstrucción sin que nadie les molestara, sin fiscalizaciones, pero Darío da una serie de ordenes bien interesantes:
Deben alejarse de ese lugar todos los gobernantes provinciales.
Se permite a los Ancianos y el grupo de exiliados construir el templo.
El financiamiento de la reconstrucción será de su propia cuenta bancaria, todo el material de construcción y alimento que se necesite Darío lo costeará.
Los impuestos que se cobran en las provincias que rigen los gobernantes de al otro lado del río se usarán para la obra.
Abastecer día y noche, sin cesar, con becerros, carneros y corderos para holocaustos al Dios del cielo, trigo, sal, vino y aceite, según lo que los sacerdotes del templo digan.
Se dicta pena de muerte para cualquiera que se atreva a alterar esta orden. Su muerte sería así: De la casa de esa persona se sacaría un madero o pilar para ser colgado. Y la casa sería usada como muladar (el lugar que se usa para acumular estiercol).
Dicta una aparente profecía, por decirlo de algun modo, en la que dice que sea destruido por completo todo rey o pueblo que se atreva siquiera poner su mano para cambiar este decreto o tocar la casa de Dios.
¡¿No te parece increíble?!
Curiosamente, son siete ordenanzas que componen el decreto del rey Darío. ¿Te pregunto? ¿Habrá sido Darío el que hizo y pensó todo esto o detrás estuvo Dios? Yo creo que lo segundo, Dios usó a Darío, despertó su espíritu como a Ciro, es decir, lo impulsó, lo excitó a actuar y pensar de esa manera, sin alterar ni anular su responsabilidad y libertad humana de actuar, eso es importante de decir: Dios nunca ha atentando contra la responsabilidad humana del hombre, tal como sucedió con los Farioseos, ellos estaban actuando libremente, sin una especie de posesión del cuerpo y mente para obligar a actuar de tal manera que las profecías con respecto al Mesías se cumplieran. Todo lo contrario, los Fariseos pensaron, hablaron y actuaron con todo el esplendor de la responsabilidad humana, aun sin saber que sus acciones cumplirian al pie de la letra lo que se había profetizado en muchas ocasiones en tiempos antiguos. Y en este caso, Darío fue otro instrumento en las manos del Señor.
¡Imagina la sorpresa y alegría que sintieron los Ancianos y el resto del pueblo a escuchar la respuesta del rey Darío mediante sus gobernantes provinciales!
De manera que, a partir de este momento, terminar el templo debería ser fácil ¿No? Pero que la oposición oficial haya cesado no elimina todos los problemas que rodean al proyecto. El mismo pueblo de Israel es aún parte del problema. Están pasando por sequías y hambruna, y posponiendo el trabajo del templo hasta que sean lo bastante prósperos como para dedicarle su atención.
Los dos hombres que llegan al rescate del proyecto del templo son Hageo y Zacarías, ambos profetas de Dios. Poco se sabe sobre Hageo, pero se supone que es uno de los exiliados que recuerda el templo anterior antes de su destrucción. De ser así, probablemente tenga por lo menos 75 años de edad. Su muy joven compañero, Zacarías, evidentemente nació en Babilonia dentro de la familia sacerdotal de Iddo, su abuelo. Por supuesto, fueron Hageo y Zacarías los que iniciaron la renovación de la obra que condujo a la carta de Tatnai y al decreto de Darío. Ahora, durante un período de cuatro meses, ellos continuarán alentando el esfuerzo de la construcción.
Hoy, el Dios de la Biblia viene a nuestro encuentro para recordarnos que ningún asunto, ninguna situación por la cual el permite que pasemos o nos lleva a caminar se escapa de sus manos. La actitud de los Ancianos debe ser nuestra actitud ante los problemas: Si hemos hecho bien en obedecer al Señor como hicieron los Ancianos y resto del pueblo, y se presentara un problema que pudiera detener todo, debemos entregar el asunto al Señor y esperar. Recuerda que en ese tiempo, no había internet ni email, de manera que el rey Darío no iba a leer el correo al día siguiente a las 09:00 hrs cuando se sentara en su oficina tomando un café del starbucks persa ja, ja, ja. No, no, los gobernantes escucharon a los Ancianos, probablemente fue una larga conversa, tuvieron que escribir la respuesta para llevarla por escrito al rey, viajaran de regreso a la capital donde estaba Darío, al llegar, se tomaron la tarde y la noche para descansar y al día siguiente atender este asunto, temprano con el rey Darío, y al finiquitar todo esta cuestión, ellos regresaron nuevamente al asentamiento de los exiliados y comunar todo lo sucedido junto con la respuesta del rey. Entonces, no esperaron unas horas hasta que Darío revisara su correo, por el contrario, probablemente esperaron semanas, incluso un mes o más para saber qué sucedería.
Y es en la espera en donde tenemos que tomar una decisión: 1) Rendir los asuntos y problemas al Señor y esperar en Él. O, bien, 2) Abatirnos en ansiedad y preocupación. Siendo esto ofensivo y pecado al Señor.
Mis queridísimos hermanos, mis amados lectores, cuando Dios dice que hará algo, lo hará. Cuando Dios decreta algo, así se cumplirá. Leo el episodio que registra Jeremías, minutos previo al asedio de Nabucodonosor a las murallas de Jerusalén, Jeremías preso en la cárcel del rey, dice así:
Jeremías 32:26-44 26 Entonces vino palabra del Señor a Jeremías, diciendo: 27 He aquí, yo soy el Señor, el Dios de toda carne, ¿habrá algo imposible para mí? 28 Por tanto, así dice el Señor: He aquí, entregaré esta ciudad en mano de los caldeos y en mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y él la tomará. 29 Y entrarán los caldeos que atacan esta ciudad, prenderán fuego a la ciudad y la quemarán, junto con las casas en las que han ofrecido incienso a Baal sobre sus terrazas y han derramado libaciones a otros dioses para provocarme a ira. 30 Porque los hijos de Israel y los hijos de Judá solo han hecho lo malo ante mis ojos desde su juventud; ciertamente los hijos de Israel no han hecho más que provocarme a ira con la obra de sus manos —declara el Señor. 31 Porque motivo de mi ira y de mi furor ha sido esta ciudad para mí, desde el día en que la edificaron hasta hoy, de modo que será quitada de mi presencia 32 por todo el mal que los hijos de Israel y los hijos de Judá hicieron para provocarme a ira, ellos, sus reyes, sus jefes, sus sacerdotes, sus profetas, los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén. 33 Ellos me dieron la espalda, y no el rostro; aunque les enseñaba, enseñándoles una y otra vez, no escucharon ni aceptaron corrección, 34 sino que pusieron sus abominaciones en la casa que es llamada por mi nombre, profanándola. 35 Y edificaron los lugares altos de Baal que están en el valle de Ben-hinom, para hacer pasar por el fuego a sus hijos y a sus hijas en honor de Moloc, lo cual no les había mandado, ni me pasó por la mente que ellos cometieran esta abominación, para hacer que Judá pecara. 36 Ahora pues, así dice el Señor, Dios de Israel, en cuanto a esta ciudad de la cual vosotros decís: «Va a ser entregada en mano del rey de Babilonia por la espada, por el hambre y por la pestilencia». 37 He aquí, los reuniré de todas las tierras a las cuales los he echado en mi ira, en mi furor y con gran enojo, y los haré volver a este lugar y los haré morar seguros. 38 Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios; 39 y les daré un solo corazón y un solo camino, para que me teman siempre, para bien de ellos y de sus hijos después de ellos. 40 Haré con ellos un pacto eterno, por el que no me apartaré de ellos, para hacerles bien, e infundiré mi temor en sus corazones para que no se aparten de mí. 41 Me regocijaré en ellos haciéndoles bien, y ciertamente los plantaré en esta tierra, con todo mi corazón y con toda mi alma. 42 Porque así dice el Señor: «Como he traído a este pueblo toda esta gran calamidad así he de traer sobre ellos todo el bien que les prometo. 43 Y se comprarán campos en esta tierra de la cual decís vosotros: “Es una desolación, sin hombres ni animales; entregada está en mano de los caldeos”. 44 La gente comprará campos por dinero, firmarán y sellarán escrituras y llamarán a testigos, en la tierra de Benjamín, en los alrededores de Jerusalén, en las ciudades de Judá, en las ciudades de la región montañosa, en las ciudades de la llanura y en las ciudades del Neguev, porque restauraré su bienestar» — declara el Señor. (La Biblia de las Américas)
¿Te das cuenta, mi querido hermano(a)? Todo este asunto, todo este plan no se trata de lo que el hombre es capaz de hacer, sino de Dios. Pero Dios desea que su pueblo se involucre y sea parte de su plan, que tomen participación, que tomen responsabilidades, que tomen determinaciones, es más, tan así es el amor e interés que Dios tiene al querer involucrar a su pueblo, que el Mar Rojo no se abrió hasta que Moisés se movió, caminó a la orilla del mar y levantó su vara. Mira, leelo tu mismo:
Éxodo 14:21-22 Paso del mar Rojo 21 Extendió Moisés su mano sobre el mar; y el Señor, por medio de un fuerte viento solano que sopló toda la noche, hizo que el mar retrocediera; y cambió el mar en tierra seca, y fueron divididas las aguas. 22 Y los hijos de Israel entraron por en medio del mar, en seco, y las aguas les eran como un muro a su derecha y a su izquierda. (La Biblia de las Américas)
Fue cuando Moisés dio un paso de fe y determinación al levantar su vara en la orilla del mar que Dios abrió el mar con su poder, pero antes necesitaba que Moisés diera el paso. Esto no es humanismo, esto no es un mensaje centrado en el hombre, esto no es robar la gloria a Dios, sino que este es el Dios de la Biblia, este es el Dios que ama y desea que sus hijos, su pueblo, su iglesia se involucre en su obra. Dios pudiera mostrar su gloria y su poder sin tener la necesidad de que su pueblo sea partícipe de todo esto, pero Dios en su gracia y amor desea que tomemos participación en su obra y contemplemos en primera fila su gloria, porque Él Es.
Dime algo ahora ¿Vas a temer y caer en ansiedad la próxima vez que se presente un problema o vas a rendir este asunto al Señor? Claro, debes hacer tu parte como lo hicieron los Ancianos, pero luego de eso, dejaron al Señor actuar y esperar su respuesta, a su tiempo. Es Dios quien llama a trabajar en su obra, es Dios quien proveerá para que su obra se lleve a cabo y es Dios quien llevará a cabo su obra mediante su pueblo.
El llamado es simple y claro. ¡Ánimo! ¡Ánimo, hermano(a)! ¡El Dios de la Sobernía gobierna y ninguna situación se escapa del control del Dios de la Gloria!
Es mi oración que el Señor nos ayude y su Espíritu Santo nos asista, que nos guíe al momento de responder y de esperar ante problemas y situaciones inquietantes, de tal manera que sea un tiempo que glorifique a Cristo, porque de él se trata.
La Paz del Señor hermanos. Dios les bendiga.
Ministerios El Dios de la Biblia les desea muy buenas noches.